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sábado, 20 de enero de 2018

José Gregorio Hernández – El Siervo de Dios


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Jose Gregorio Hernandez
El doctor José Gregorio Hernández, el venezolano más popular de todos los tiempos, fue conocido en vida por su bondad, rectitud y fervorosa dedicación a aliviar el sufrimiento humano.

Los 56 años, que vivió José Gregorio Hernández Cisneros, su trayectoria como médico, académico, religioso y la insólita circunstancia de su muerte, han legado a los venezolanos una devoción que rebasa las centurias. El joven estudioso del siglo XIX, el sabio y religioso del siglo XX, en el camino a ser santo de los venezolanos, en el XXI.

Después de su muerte en 1919, se le han atribuido numerosas milagros de curación de enfermedades, especialmente entre los desposeídos, por lo que se le llama “el médico de los pobres”.

La fama de sus favores no sólo limita en Venezuela sino que extiende a numerosos países latinoamericanos.

José Gregorio Hernández nació en Isnotú, Estado Trujillo, Venezuela, el 26 de octubre de 1864. Sus padres, Benigno Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros, eran propietarios de una tienda donde se vendía desde pequeños comestibles hasta géneros y perfumes. El padre, además de comerciante era boticario; y más allá de expender los ungüentos, las hierbas y los elíxires medicinales, diagnosticaba a los enfermos y los recetaba.

José Gregorio se graduó de médico en la Universidad Central de Venezuela, después emprendió viaje al París para seguir cursos de posgrado.

Durante su trayectoria profesional el doctor Hernández fue reconocido como “El Pasteur venezolano”. El fue el primer venezolano en realizar investigaciones microscópicos, cultivos bacterianos y vivesecciones. Gracias a sus trabajos, la ciencia médica venezolana entró de lleno en una etapa de verdadero renacimiento.
Visita a un enfermo en su pueblo natal
José Gregorio Hernández era conocido por sus contemporáneos por su singular talante científico, de gran maestro y de médico especialmente sagaz en el diagnóstico, pero más de todo, a su fina sensibilidad. Se ha dicho que asistía a enfermos sin importarle hora o distancia, que cumplía por igual con quienes tenían dinero para pagar sus servicios, y con quienes no podían pagarle.
Jose Gregorio Hernandez. Diariamente oia Misa, comulgaba y rezaba el Rosario.
El galeno era profundamente creyente y tenía marcada vocación sacerdotal. Una vez el decidió ingresar a una orden religiosa y para ello viajó a Europa. Logró entrar en la congregación de los cartujos pero estuvo poco tiempo. Su delicada salud no le permitía practicar las severas disciplinas que impone este tipo de organización religiosa.

En este lugar, en la pastoreña esquina de Amadores, en Caracas, el 29 de junio de 1919 José Gregorio murió entre las ruedas de un automóvil. La Pastora es una de las parroquias más antiguas de Caracas. Allí tenía su consultorio el doctor José Gregorio Hernández.
El fatal accidente
El doctor iba a farmacia a comprar las medicinas para una enferma y en el momento en que salía de la farmacia, el fue a cruzar la calle por delante del tranvía que se encontraba detenido, sin percatarse de que un automóvil se acercaba en esa dirección. El automóvil desplazaba a 30 km por hora, velocidad excesiva para la época. El doctor Hernández recibió el fuerte impacto y murió al fracturársele el cráneo cuando cayó sobre la acera, y se convirtió así en la primera persona arrollada por un automóvil en la ciudad de Caracas.
Este mural del Dr. Jose Gregorio Hernandez, Siervo de Dios, conmemora el sitio donde el 29 de junio de 1919, fallecio arrollado por un vehiculoCaracas, La Pastora, esquina de AmadoresEn la esquina de Amadores fue colocada una placa rememorativa del tragico accidente
La noticia de su muerte fue trasmitida por toda Caracas en cuestón de minutos y el número de personas que se presentó a ofrecer sus últimos respetos al doctor Hernández fue muy grande. Los restos del José Gregorio fueron trasladados en hombros desde el parafino universitario hasta el templo catedralicio y de allí al cementerio General del Sur. La población gritaba: “ El doctor Hernández es nuestro”, “Ha muerto un santo”.

A partir de entonces, la veneración surgió espontáneamente en el pueblo, quien tomó como su imagen tutelar y protectora la del “Médico de los pobres”. Se le considera el personaje más popular entre los venezolanos. Prueba de ello es la variedad de retratos, estampas e imágenes que hay de él en los hogares a lo largo y ancho del país, además de la cantidad de personas que bautizan a sus hijos con su nombre.

En toda Venezuela y en gran parte de Latinoamérica se le dedican rezos y se le hacen solicitudes. Miles de personas le dan las gracias por favores recibidos.
La Iglesia de la Candelaria en Caracas
El 23 de octubre de 1975, luego de un incendio provocado por las llamas de las velas sobre su tumba, los restos de José Gregorio Hernández fueron trasladados al batisterio de la Iglesia de la Candelaria, en Caracas. Desde entonces, cada día se celebra una misa en su nombre a las 6:00 p.m. Allí, los devotos del doctor piden, frente a sus restos, salud, trabajo y arreglos conyugales.
Dentro de la Iglesia de la Candelaria en CaracasDentro de la Iglesia de la Candelaria en CaracasDentro de la Iglesia de la Candelaria en Caracas
En 1949 se inició Proceso de Beatificación y Canonización de José Gregorio Hernández. Durante los años siguientes los especialistas aprobaron todas las obras de carácter científico y cultural, lo que quiere decir que estaban conformes a la doctrina católica. Cumplido el examen de la práctiva heroica de las virtudes, se dió el Decreto sobre las Virtudes del Siervo de Dios el 16 de enero de 1986, por el Papa Juan Pablo II. Por este Decreto la Iglesia lo declaró Venerable. El proceso de Beatificación sigue a la espera de un milagro del Todopoderoso.

Para que el Dr. José Gregorio Hernández sea declarado Santo se necesita primero milagro que sea declarado Beato. Pero para muchos venezolanos, la última década de la vida de José Gregorio Hernández fue fundamental para consolidar su fama como santo. Particularamente, cita el episodio de la gripe española, que llegó al país en octubre de 1918. “El iba a las casas de los enfermos sin temor”, relata. Hay que recordar que entonces no había infraestructura sanitaria.
Adios al traje y al sombrero negro
La imagen tradicional del Dr. José Gregorio Hernández es de vestido negro, pero últimamente el Venerable aparece ataviado con una bata blanca. Lo que podria parecer un detalle sin importancia, el color del vestido con el que se presenta la imagen oficial del Venerable, puede constituir un aspecto fundamental a la hora de que el Vaticano evalúe la posible beatificación de Hernández. Dicen, que este es el aspecto con el que en realidad debería presentarse a José Gregorio. El empeño por cambiar la imagen oficial del Siervo de Dios, tiene que ver con un intento por desligar su figura de prácticas distintas al catolicismo.

Todas las tardes, en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria puede escucharse la misma oración: “Pedimos por la pronta beatificación del doctor José Gregorio Hernández”.
Isnotu en la mapa de VenezuelaIsnotú, a más de 500 km de Caracas, pueblo, donde nació médico, fue declarado como “Lugar Espiritual de Venezuela”. Miles de fieles viajan diariamente en peregrinación al Santuario de José Gregorio Hernández en Isnotú para pagar promesas al Siervo de Dios.
El Santuario consta de tres edificaciones alrededor de una plaza donde se encuentra una "glorieta" con una imagen de José Gregorio Hernández.Santuario de Jose Gregorio Hernandez - Isnotu (Edo. Trujillo).
Santuario de Jose Gregorio Hernandez - Isnotu (Edo. Trujillo)Dentro de la iglesia en el Santuario de José Gregorio HernándezVitrales dentro de la iglesia en el Santuario de José Gregorio Hernández
En pequeña edificacion atienden al público y venden velas e imágenes. Luego está la capilla y a su derecha está un pequeño museo. La capilla levantada en el lugar donde nació el Venerable es muy sencilla y tiene unos vitrales con imágenes de la vida de José Gregorio.
Glorieta con una estatua de José Gregorio HernándezGlorieta con una estatua de José Gregorio HernándezGlorieta con una estatua de José Gregorio Hernández
El museo tiene documentos y objetos pertenecientes a José Gregorio Hernández y a su familia, así como ejemplares de la prensa con diferentes noticias acerca de su vida. Algunos documentos son orginales: las recetas firmadas por el ilustre médico, las cartas a su hermana Isolina desde París, los libros dedicados a sus amigos, las fotografías de su multitudinario funeral y los capítulos de su existencia, a través de las 14 pinturas de Iván Belsky.
El museo de José Gregorio HernándezEl museo de José Gregorio Hernández


Lo más impactante que tiene el Santuario es la infiniddad de placas de agradecimiento que se encuentran cubriendo practicamente todas las paredes externas del lugar. Más de 30 mil placas de todos los materiales revisten los muros de Santuario.
Placas de agradecimientoPlacas de agradecimientoPlacas de agradecimiento
La inmensa devoción ha generado una gran comercialización de imagen de José Gregorio Hernández: estampas, llaveritos, banderines, altaritos y, sobre todo, estatuillas, todos alusivos al “Médico de los Pobres”. Al lado del Santuario hay una especie de mercadito de artesanías, todas ellas relacionadas en mayor o menor grado con algo religioso.
Estatuillas de Dr. José Gregorio HernándezMercadito de artesanias
El pueblo Isnotú vive prácticamente de la devoción de los miles de personas que lo visitan.
Para albergar a los peregrinos hay posadas (no muchas!). Acogedora posada “Estancia Conticinio” en la carretera entre Isnotú y Betijoque invita a todos sus visitantes para que disfrutan de sus exelentes servicios.Estancia Conticinio
Estancia ConticinioEstancia ConticinioEstancia Conticinio

Causa de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández

Causa de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández
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A los venerables sacerdotes, miembros de Institutos de Vida Consagrada, miembros de los movimientos de apostolado seglar, y fieles en general.



Con un cordialísimo y fraterno saludo, Mons Fernando Castro Aguayo, Obispo Auxiliar de Caracas y Vice-Postulador de la Causa de Beatificación del Venerable Dr. José Gregorio Hernández, y un servidor, tenemos el gusto de dirigirnos a Ustedes con relación a dicha Causa, para solicitar su valioso apoyo.



Como sabemos, la Santa Sede es muy estricta en cuanto a los pasos necesarios para la beatificación. El más importante, que fue la declaración de las Virtudes heroicas es decir, el reconocimiento de la santidad de vida del Dr. Hernández., ya se dio el 16 de enero de 1986. Pero aún falta uno fundamental que es el milagro verificado y reconocido como tal por la Santa Sede. Lamentablemente, los dos procesos de presuntos milagros que nosotros enviamos a Roma, fueron rechazados por la Comisión Médica de la Congregación para las Causas de los Santos, uno en 1987, y el otro en 2009



¿Qué hace falta para impulsar la Causa de Beatificación de José Gregorio? Especialmente dos cosas muy importantes:



1. En primer lugar que NO SE TRIBUTE CULTO PÚBLICO al Dr. José Gregorio Hernández. Queremos recordar a los fieles y especialmente a los sacerdotes y religiosos, “que, antes de que el Santo Padre lo declare “beato”, no se debe tributar al Dr. Hernández los honores del culto público. Es decir, no se pueden tener imágenes suyas en los Templos o Capillas u Oratorios Públicos, ni utilizar el término de “Santuario del Dr. José Gregorio Hernández”, ni invocarlo en actos litúrgicos, ni ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa en acción de gracias a él. Lo que sí podemos y debemos hacer es pedir a Dios su pronta beatificación y ulterior canonización. Es muy importante que observemos estas normas, a fin de no poner trabas al reconocimiento de la santidad de José Gregorio por la Santa Sede”. (Carta Pastoral del Cardenal Arzobispo de Caracas sobre la Causa del Dr. José Gregorio Hernández)



¿En que se manifestaría el culto público al Venerable Dr. José Gregorio Hernández?



1. En la presencia de imágenes suyas en los templos parroquiales, iglesias filiales u oratorios públicos o semipúblicos. 2. En que se acepten intenciones de Misa para dar gracias a José Gregorio favores recibidos. 3. En llamar “Santuario” de José Gregorio Hernández una Capilla u Oratorio público o privado ya existente o nuevo.



En este sentido, cualquier fiel puede tener privadamente una imagen o estampa del Dr. José Gregorio Hernández; sin embargo no se pueden exponer en las Iglesias a la veneración de









los fieles. Se pueden ofrecer Misas “por la pronta beatificación del Dr. José Gregorio Hernández”, pero no “en acción de gracias a él”. No podemos bendecir pequeñas grutas del Dr. Hernández, y tampoco podemos bendecir las estampas con su imagen.



Esto es muy importante. Si descuidamos este aspecto, en el que siempre hemos insistido desde la Vicepostulación de la Causa, corremos el peligro de que se impida el progreso de la Causa, porque esas manifestaciones de culto hacia quien no ha sido beatificado están prohibidas por la Santa Sede.



2.- En segundo lugar, les pedimos promover el envío de la información sobre los presuntos milagros.



Dada la popularidad del Dr. Hernández, algunas personas tienen la impresión de que lo único necesario para que la Santa Sede proceda con su beatificación es la manifestación masiva del pueblo venezolano De hecho esto ha afectado a los devotos, pues algunos piensan erróneamente que ya no es necesario poner por escrito los presuntos milagros y favores sencillamente. Sin embargo, es imprescindible la comprobación del milagro.



Por ello les pedimos que tengan a bien leer la información adjunta en la cual se dan las informaciones precisas que se deben suministrar al Vice-postulador de la Causa para la Beatificación del Dr. José Gregorio Hernández. Asimismo les invitamos a enviar esas informaciones sobre los presuntos milagros a la Vicepostulación de la Causa, a las direcciones indicadas en el anexo.



Querido hermanos: mucho les agradecemos haber leído esta carta, y les rogamos hacer todo lo posible para proteger e impulsar esta Causa, tan querida para el pueblo venezolano!



Con nuestra afectuosa bendición episcopal,





      +JORGE L. UROSA SAVINO,                    + FERNANDO CASTRO AGUAYO

    Cardenal Arzobispo de Caracas         Obispo Auxiliar de

José Gregorio Hernández: Latente en el corazón del que cree

José Gregorio Hernández: Latente en el corazón del que cree

La trujillana Josmerly Carrasquero asegura que José Gregorio Hernández le asistió cuando dio a luz a su hijo, momento en el que estuvo a punto de morir. “Cuando mi niño nació los doctores le daban pocas esperanzas de vida, venía sin oxígeno en el cerebro y estuvo 15 días en terapia intensiva".

José Gregorio Hernández: Vida y curiosidades

José Gregorio Hernández: Vida y curiosidades

Caracas.-El pasado 29 de junio se cumplieron  años del accidente automovilístico que acabó con la vida del doctor José Gregorio Hernández, conocido como “El Venerable” y considerado el gran santo popular de Venezuela, así como uno de los principales modernizadores de la ciencia en nuestro país. En las siguientes líneas conoceremos detalles interesantes de su vida y obra.
Primeros años
José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en el pueblo trujillano de de Isnotú, donde estudió sus primeras letras. Era hijo de Josefa Antonia Cisneros (fallecida cuando José Gregorio tenía ocho años) y Benigno María Hernández, comerciante y boticario acomodado. El lugar natal de Hernández es hoy un importante centro de peregrinación e incluye una capilla y un museo con piezas personales del médico, así como catorce pinturas sobre su vida realizadas en 1964 por el artista ucraniano Iván Belsky.

En 1877, Hernández se trasladó a Caracas para cursar el Bachillerato en Filosofía en el prestigioso colegio Villegas, donde se graduó en 1880. Ese mismo año ingresó a la Universidad Central para estudiar medicina.

José Gregorio Hernández obtuvo su título de doctor con honores el 29 de junio de 1888 y regresó a Isnotú, donde trabajó como médico rural durante algunos meses. Su suerte cambió radicalmente cuando uno de sus profesores logró que el Gobierno venezolano le otorgara una beca para perfeccionar sus conocimientos en París, principal centro científico de la época.
Logros científicos
La inmensa popularidad actual de José Gregorio Hernández se debe ante todo a sus méritos religiosos. Pero incluso si éstos últimos se dejan de lado, el médico de Isnotú seguiría ocupando un lugar destacado en la historia venezolana, pues su labor fue fundamental para el desarrollo de la medicina moderna en nuestro país.
Los gobiernos civiles de Juan Pablo Rojas Paúl (1888-90) y Raimundo Andueza Palacio (1890-92) invirtieron importantes recursos en la modernización de la ciencia nacional mediante la creación de un gran centro hospitalario (el actual Hospital Vargas de Caracas) que contara con los principales adelantos médicos de la época, así como un laboratorio que formara a los nuevos profesionales con las técnicas y equipos más avanzados. La capacitación de médicos criollos en Europa para que trajeran conocimiento e instrumental actualizados a Venezuela era fundamental para la puesta en práctica de estos proyectos. Fue así como José Gregorio Hernández, a la edad de 25 años, partió a la capital francesa en 1889.
En París, Hernández cursó estudios de microscopia, fisiología experimental y bacteriología. Tuvo entre sus profesores a Charles Robert Richet, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1913. Regresó a Venezuela en 1891 y de inmediato se entregó a su labor modernizadora. Aunque no fue el primero en traer microscopios al país como todavía se suele afirmar, sí introdujo instrumental médico de última generación inexistente hasta entonces en Venezuela.
 José Gregorio Hernández fundó varias cátedras médicas, estableció el laboratorio del Hospital Vargas según el modelo de la Escuela de Medicina de la Universidad de París y fue miembro fundador de la Academia Nacional de Medicina. Se le considera el iniciador de la medicina experimental en Venezuela, lo que llevó al historiador Oscar Yanes a afirmar que Hernández “sacó a la medicina venezolana de la Edad Media y la llevó al Renacimiento”. Asimismo, se conservan más de siete mil récipes de su puño y letra, los más antiguos hechos en Venezuela.
Hernández también publicó varios trabajos de investigación, ejerció la docencia durante 28 años y formó a otras grandes figuras de la medicina criolla como Rafael Rangel, Domingo Luciani y Leopoldo Aguerrevere. Sus alumnos lo recuerdan como un maestro riguroso, exigente, puntual y de gran claridad expositiva. Solo aplazó a quince de los casi setecientos estudiantes que tuvo durante su práctica docente.

Los méritos intelectuales de José Gregorio Hernández rebasaron lo estrictamente científico. Hablaba con fluidez seis idiomas (entre ellos el francés, el inglés y el latín), tocaba con maestría el violín y el piano e incluso llegó a escribir unos “Elementos de Filosofía” (1912), en los que hizo gala de su cultura humanística.
Fervor religioso
José Gregorio Hernández fue un ferviente católico desde su infancia. Era especialmente sensible con sus pacientes de menos recursos, a los que atendía sin cobrarles. En la entrada de su consulta tenía una bandeja en la que sus clientes colocaban lo que pudieran pagarle y de donde incluso podían retirar dinero si así lo necesitaban. Estos méritos le hicieron ganar una justa reputación de filántropo entre sus vecinos caraqueños.

A lo largo de su vida, Hernández intentó abrazar la vida religiosa en tres ocasiones, pero los resultados siempre le fueron adversos. En 1908 ingresó como novicio en el monasterio cartujo de Farneta, cerca de la ciudad italiana de Lucca, y adoptó el nombre de fray Marcelo. Pero los rigores de la vida monástica (duros trabajos manuales, temperaturas de hasta cuatro grados bajo cero en invierno y comida escasa) lo hicieron abandonar esta tentativa luego de diez meses.

De regreso en Caracas, el médico ingresó en el Seminario Metropolitano en 1909, pero lo abandonó un mes después. Por último, viajó a Roma en 1913 para estudiar en el Colegio Pío Latinoamericano y ordenarse sacerdote jesuita, aunque de nuevo tuvo de renunciar a sus aspiraciones y volver a Venezuela tras enfermar de tuberculosis. A partir de entonces se dedicaría de forma exclusiva a su labor médica y docente.
En 1917 Hernández viajó a Estados Unidos para cursar nuevos estudios de Embriología e Histología. Desde Nueva York envió a su familia una fotografía de cuerpo entero que años después le sirvió de modelo al artesano Ugo Bartoli para fabricar la imagen más popular y difundida del “médico de los pobres”.

Día trágico y años posteriores
El 29 de junio de 1919 tenía las señales de ser una jornada feliz para José Gregorio Hernández: Se cumplían 31 años de su graduación como médico y el día anterior se había firmado el Tratado de Versalles que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Hernández le confesó a un amigo que este último hecho le alegraba mucho, pues había ofrecido “su vida en holocausto” por la paz del mundo.  
Hernández estaba en su casa cuando a comienzos de la tarde tocaron a su puerta para informarle que una anciana paciente suya estaba muy enferma. El médico salió a la calle y caminó hasta una botica ubicada en la esquina de Amadores, en la parroquia caraqueña de La Pastora, donde solicitó la preparación de un medicamento para la mujer.
En 1919 circulaban en Caracas cerca de seiscientos vehículos. El primer automóvil había llegado a la ciudad en 1904 y el único accidente de tránsito había ocurrido el 1 de julio de 1913. Trece días antes de aquel 29 de junio, un mecánico de 25 años llamado Fernando Bustamante había obtenido la documentación que lo acreditaba como el chofer número 444 de la capital venezolana.
El 29 de junio, Bustamante transitaba por las calles de La Pastora en su vehículo Hudson Essex 1918. Cuando pasó por la esquina de Amadores, maniobró para sobrepasar un tranvía estacionado. En ese momento el guardafango del carro tropezó con alguien que cruzaba la calle y que intentó mantener el equilibrio tras el impacto. Pero al final cayó y su cabeza golpeó contra el borde de la acera. Bustamante corrió a auxiliarlo y vio que se trataba de José Gregorio Hernández, quien había salido de la botica para seguir a la casa de su paciente. Eran las 2 y 15 de la tarde.
Bustamante conocía y estimaba al doctor Hernández, pues éste había atendido a su madre y esposa sin cobrarles nada y había aceptado ser el padrino de su hijo por nacer. El chofer subió al médico a su carro y lo llevó hasta el Hospital Vargas, donde falleció a causa de una fractura en la base del cráneo. Tenía 54 años de edad.
La muerte de José Gregorio Hernández conmocionó a la sociedad caraqueña. Cerca de 30 mil personas se amontonaron en las calles para presentarle sus últimos respetos. El cortejo desde la Universidad Central hasta el Cementerio General del Sur, donde tuvo lugar el entierro, empezó a las 4 de la tarde y terminó a las 9 de la noche del 30 de junio. Un joven autor de 35 años llamado Rómulo Gallegos escribió días después: “Puede asegurarse que en pos del féretro del doctor José Gregorio Hernández, todos experimentamos el deseo de ser buenos”.  En la actualidad una placa de mármol y un nicho señalan el lugar del arrollamiento, el segundo en la historia de Caracas.

Fernando Bustamante fue arrestado, e imputado por “homicidio por imprudencia”. El chofer contó con la defensa de Pedro Manuel Arcaya, abogado e intelectual cercano al régimen de Juan Vicente Gómez. Entre los once testigos llamados a declarar figuró una bisnieta del prócer José Antonio Páez, vecina del lugar donde ocurrió el accidente. La familia de José Gregorio Hernández no presentó cargos y pidió clemencia para Bustamante, quien finalmente fue absuelto y liberado el 11 de febrero de 1920 tras pasar ocho meses en prisión. Falleció el 1 de noviembre de 1981 a la edad de 87 años. Hasta su último día tuvo la costumbre de encerrarse en su cuarto y guardar luto en cada aniversario de la tragedia que marcó su vida.
La causa para la santificación de José Gregorio Hernández abrió en 1949. La Santa Sede lo declaró “Siervo de Dios” en 1972  y en 1975 sus restos fueron exhumados del Cementerio General del Sur y enterrados en la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria de Caracas, donde hasta hoy siguen recibiendo numerosas visitas.

El 1986, el papa Juan Pablo II lo proclamó “Venerable”, reconociendo así su práctica de las virtudes cristianas en grado heroico y autorizando su culto privado. Siguen pendientes los dos milagros (para beatificación y canonización) que aseguren al “médico de los pobres” su definitiva subida a los altares.